Carol Otero
Frente a los cambios súbitos y estímulos permanentemente renovados en la sociedad actual, aquí me veo yo, en este espacio y tiempo, con la necesidad vital y visceral de pintar.
Más que pintar para hablar, para describir, para contar...pinto a partir de experiencias diarias, donde mi persona y esa mirada concreta de lo que expulso, se concreta. Es aquí donde puedo, después de expulsar, reflexionar sobre lo pintado. Así, con la lectura de esas imágenes puedo sacar mi yo psíquico al exterior.
Puedo organizarme y seguir viviendo. Organizarme y seguir expulsando.
Organizarme y seguir pintando. Es aquí, en el proceso de pintar, donde establezco la reflexión en torno a la sociedad que me rodea, en torno a la investigación en la propia pintura, en el propio acto de pintar.
Es en el lenguaje abstracto donde la expresión, el gesto, el automatismo, se desarrolla. Ex-presión, ex-pulsión. La pulsión se ve reflejada en el gesto, eliminando la presión de mi persona. La pintura pasa por la cabeza, por la mente, pero necesariamente ha de pasar por el alma, por el ionterior. Así me relaciono con el espectador, transmitiendo una emoción.